4.26.2013


Pronto comprendería yo que el castigo cotidiano de fuerzas negativas
debía ser reconocido y resuelto con tanta atención como la que se presta a un único y
abrumador acontecimiento traumático.


Según casi todos los escritores, los grupos de almas tienden a
reencarnarse juntos una y otra vez, para elaborar el karma (deudas para con otros y
para con uno mismo, lecciones que hay que aprender) a lo largo de muchas vidas


—Nuestra tarea consiste en aprender, en llegar a ser como dioses mediante el
conocimiento. ¡Es tan poco lo que sabemos! Tú estás aquí para ser mi maestro. Tengo
mucho que aprender. Por el conocimiento nos acercamos a Dios, y entonces podemos
descansar. Luego regresamos para enseñar y ayudar a otros.

Me dicen que hay muchos dioses, pues Dios está en cada uno de nosotros.



Le pregunté si sabía qué necesitaba aprender él.
—Ese conocimiento no se me revela. —La voz era objetiva y distante—. Se me revela
lo que es importante para mí, lo que me concierne. Cada persona debe ocuparse de sí
misma... de hacerse... íntegra. Tenemos lecciones que aprender... cada uno de
nosotros. Deben ser aprendidas una a una... en orden. Sólo entonces podemos saber
qué necesita la persona de al lado, qué le falta o qué nos falta a nosotros para ser
íntegros.