No se si quiero escuchar. No creo tampoco querer ver. Y mucho menos pensar.
Busco todas las respuestas sin tener las preguntas. Puedo darte toda mi locura, puedo dejarla salir y mostrarte cada uno de mis rincones ocultos. Vas a ver en la absoluta oscuridad, vas a poder volar entre mis sueños. Vas a conocer todo de mi.
Pero jamás vas a lograr encontrar el problema, encontrar esa razón para todo lo que soy. No existe, no es un problema, no es una razón, no es un dolor o un recuerdo oculto que desencadeno la demencia. No hay tales cosas. Nosotros nos permitimos estar locos. O no lo hacemos. Pero para que frenar lo que nos hace más libres?
Decidí correrme e instalarme al lado del fuego... escucharlo, sentirlo. ¿Por que será que me es tan fácil escribir en las noches? Será que el ruido de afuera me hace mal, o que la gente dando vueltas me reprime? O será que tengo miedo que me descubran?
Me quedo enfrente de la computadora durante horas pensando, analizando que decir... sin tener a quien decírselo.
A veces tengo miedo, me encierro en mi misma, reprimo. No me dejo salir de mi propio encierro. Intento ocultar esos recuerdos que son para mi más dañinos que la propia muerte. Soy trágica, me gusta la tragedia, me gusta imaginar situaciones trágicas donde nada parece estar bien... nunca tiene un final feliz y eso logra hacerme feliz.
Puedo también crear historias tan felices que me repugnan. Termino olvidandolas, dejándolas archivadas en algún lugar oscuro y apartado en mi cabeza. Intentando creer que son causa de un día cansador que desata mi lado romántico.
Puedo pasar horas pensando que escribir, pensando como escribirlo y donde... termino no encontrando el lugar. Ninguno parece correcto, ninguno es el ideal. Ninguno logra darme esa sensación de soltura que solo logro tener en mi cabeza. Lo imposible es siempre tan buscado.
Me vuelvo ciega a veces, por miedo a ver más allá de lo que puedo ver...
Me vuelvo sorda también, por miedo a escuchar las respuestas que no estoy preparada para oír.
Nunca supe bien si es que era yo la que no quería saber las respuestas o si era la otra persona que no quería oír las preguntas... o si eramos los dos, que por miedo, nos encarcelábamos.
Tengo un miedo irracional a mostrar lo que escribo... creo es porque me descubro toda y muestro mi verdadero yo... ese yo que pocos o nadie conocen. Esa persona tan vulnerable, tan sensible, tan racional.
No se de donde aprendí que la vulnerabilidad es mala, creo que de chica lo fui viendo y adoptando y llegue al punto que volverme vulnerable es un pecado. Soy frágil, tengo miedo y nunca se bien que decir.
Digo las cosas que pienso, todo el tiempo, sin pensar bien que es lo que estoy diciendo y si es correcto decirlo en ese preciso momento. Si me enojo soy capaz de lastimar más de lo que me propongo, tengo una lengua venenosa y aprendí a usarla. Tengo la facilidad de descubrir el punto débil de una persona y así, en su debido momento, poder usarlo para mi beneficio (sea para lastimar o para demostrar interés/afecto/amor).
Uso mucho la palabra amor, creo en el amor... pero me pierdo en el momento en que amo y me olvido de quien soy. Puedo perderme fácilmente en el amor, siendo o no amada. Puedo amar, pero siempre con locura.
Pero le tengo mucho miedo al amor, porque se que es la mejor manera y la más fácil de lograr lastimarme y así, en mi fragilidad, termino rendida, destruida.
Puedo pelear por todo lo que pienso y es muy difícil obtener un "tenes razón". Soy obstinada, caprichosa... Y no me gusta perder.
Soy poco capaz de odiar, o incapaz, no creo que haya logrado odiar aun. Pero conozco muy bien lo que es el rencor y no olvido con facilidad.
Soy totalmente capaz de lastimar a la persona que amo, soy una mala persona cuando quiero... y cuando no quiero también.
Le tengo miedo al dolor.
También a la muerte.
Busco el amor en todas partes.